En 1958, Ana Romero Reguera de Carrasco decide crear una ganadería y, para ello, realiza una compra de ganado a Antonio Pérez López de Tejada. No conforme con el resultado de estos animales terminará por deshacerse de estos lotes y adquirir vacas procedentes de las ganaderías de Alipio Pérez-Tabernero las cuales cubre con sementales “santacoloma” del hierro de Joaquín Buendía.
De esta manera, se conforma la línea actual que conservan los herederos de Ana Romero, concretamente su hijo Lucas Carrasco Romero. Sin embargo, el origen del hierro hunde sus raíces en la ganadería de José Antonio Adalid, conformada por reses de origen Vistahermosa y Barbero de Utrera. Aquellos toros pasaron, en 1902, a manos de Francisco Taviel de Andrade y desde ahí a manos de Gregorio Campos, pasando por sucesivas compras hasta llegar a 1950, cuando son adquiridas por Arturo Pérez Fernández. Será este ganadero quien, tres años después, en 1953, decida repartir las reses en cinco lotes, uno para cada uno de sus hijos; el cual terminará por comprar Ana Romero al inicio de su andadura ganadera.
En los últimos años han refrescado a la ganadería dos toros de Rehuelga.